Sueño tras sueño te voy buscando.
Te encuentro en todos lados mas no te veo,
estas tan cerca mas no te siento,
te escucho a lo lejos gritar mi nombre
y aunque cada noche te persigo,
aún no logro alcanzarte.
Sueños, sueños y más sueños me inundan noche a noche,
oportunidades para verte, alcanzarte,
tenerte y besarte que no encuentran su momento,
perdidas en un destino que cada noche está más lejos y confundido,
inquieto y olvidado cuando solo existe una esperanza
mientras vivo en silencio bajo la humildad de su grandeza.
Noche tras noche, sueño tras sueño, destino tras destino
vas tomando forma de princesa, atrapada en un deseo que aún espera
que una estrella se escape de la noche y se refugie en su mirada por tan solo un segundo,
una estrella que en su vuelo más incierto y tribulado pase cerca de esta casa,
rompa el cielo y se pose en la ventana que entre sueños e ilusiones yo visito sin sentido,
sin razón aparente, sin nada que me abrigue pero envuelto en tu recuerdo.
Un recuerdo, suceso imposible que ahoga mis noches,
suceso nacido de un sueño que entre rosas visitaste
como viajante ausente de prisa, pobre de vida y muriendo de incerteza,
cruel y vana enfermedad que se ha posado en tu recuerdo del futuro y del silencio.
Otra vez te he coronado ausente, otra vez te he dibujado diferente,
con otros ojos, con otros labios, otro cabello y otra piel, con otras manos y otra voz,
otra sonrisa, otro retrato, uno más para el armario que tiene tu nombre,
nombre que día a día, noche a noche, encuentra nuevo dueño y vuelve a cambiar.
Tu nombre, tantas veces he borrado de ese armario tu nombre,
anónimo es tu apellido, por anónimo te conocen.
Anónimo... ¿será ese tu nombre?
Me lo sigo preguntando entre mis sueños y sigo divagando en tu silencio,
en tu recuerdo, en tu retrato que tantas veces he dibujado en la ventana de mi corazón.
Hoy te ha delatado un nuevo sueño,
te he visto jugando cerca del jardín de mis estrellas,
entre los árboles de aquellas canciones que sembré para ti,
bajo los frutos de un poema que ha crecido sin nacer,
sin respirar, sin florecer.
Te he visto jugando como en aquella historia en la que te inventé,
sonriendo, con tus ojos frecuentando la luna,
con tus manos tan suaves que acarician mis ojos cuando las ven,
como seda que va besando al viento con su ternura,
dulce e inimaginable sensación.
Te he visto y fue tan solo un momento que se evaporó despacio
para quedarse en mi mente y en mi sueño.
Otro sueño que visitas y despiertas a mi alma,
otro sueño que conoces,
otro sueño del que escapas para entrar en esta cárcel de mis dudas.
¿Eras tú? ¿De dónde vienes? ¿Por qué escapaste?
¿Será que me viste? ¿Será que me ignoraste?
¿Eras tú? ¿Cuándo regresas? ¿Eras tú?